Entrevistamos al lingüista, escritor y periodista israelí Ruvik Rosenthal, quien nos alojó en su hogar de Tel Aviv y nos compartió su historia de vida y labor en la escena cultural de Israel. Además, agradecemos su colaboración al compartir para nosotros artículos suyos que pondremos a disposición en castellano pronto en la nueva sección “Rincón del hebreo israelí”
Gracias, Ruvik Rosenthal por acceder a dialogar con nosotros ¿Cuál es tu historia, dónde naciste y qué estudiaste? ¿Cómo fue que te interesó el tema del idioma hebreo?
Yo nací, no muy lejos de aquí, crecí en Tel Aviv, toda mi infancia fue en Tel Aviv, que me gusta mucho, pero a la edad de 19 años junto con conocidos me fui al kibutz Najshón, un kibutz cuyos miembros eran casi todos israelíes nativos, a pesar de que siempre había uno o dos argentinos, y dije a todos que cada kibutz necesita un argentino ya que aportan el pimiento de la alegría. Ellos tienen algo que nosotros tenemos menos.
Estuve 24 años en el kibutz, estudié lengua hebrea y filosofía en la Universidad de Tel Aviv.
Pero antes, a edad muy joven, a los 23 años, me nominaron como editor del diario semanal de todo el movimiento kibutziano nacional. Era un diario que hice en el kibutz, y así empecé. Mi carrera era de hecho editor de diarios. Pero también escribo. Yo siempre escribí, yo escribo desde los 10 diez años, todos los días yo escribo, cada día escribo algo: un artículo, un capítulo, pero mi profesión es editor, no escritor, aunque siempre el editor escribe, esta es mi forma de vida.

Por lo general los editores están a la sombra, pero como yo también escribía, continué la carrera de periodismo, y no me propuse continuar dedicándome a la lengua, a pesar de que querían mucho que yo siga en el mundo académico, dije que no era para mí (no me gusta la tendencia a la especialización que hay en la academia).
¿Y cómo fue tu transición hacia el periodismo?
Siempre me gustó ser periodista y escribir. Trabajé solo en diarios. Fui vice-editor del Diario Haaretz.
Empecé a trabajar en el diario Maariv, alguien me escuchó en las noticias, un joven que hubiera podido ser mi hijo, yo ya tenía 52 años, a esa edad las personas empiezan a hacer balances de vida. Hoy, tengo 79, la edad no es nada, lo importante es cómo te sientes.
Empecé a trabajar en Maariv, había allí un muchacho joven que me dijo que escriba sobre temas relacionados con el idioma. Esa fue idea de él, no mía. Empecé a escribir y hubo repercusiones positivas tan fuertes, que entendí que debía seguir y lo que traía de hecho la escritura sobre la lengua, es una combinación de conocimientos que tenía de la academia de mi primer título, pero al mismo tiempo sabía cómo escribir para las personas que no son gente académicas o profesionales.
Y esto lo hacen muy pocos, la mayoría de los lingüistas no hacen eso.
En la prensa había otra gente que escribía sobre el idioma. Estaba Itzjak Avineri, muy importante por muchos años, Jaim Lang, Moshé Zinger y otras personas, como Abshalom Kor, que trabaja en la radio hasta el día de hoy.
Y yo empecé a escribir, yo escribo en todas las formas. Libros, documentales, libro de viajes, debate popular. Escribí un libro de investigación académica, hice un doctorado acerca de la lengua del ejército. También unos cuantos diccionarios. También escribí siete libros para niños, y una novela de mi familia.
Hasta los cuatro años hablé en alemán creyendo que era la lengua de todo el mundo, por supuesto a la edad de 4/5 fui al Jardín de Infantes, desde ese momento supe que hebreo sería la lengua que había que hablar. Empecé a escribir cuentos a la edad de 10 años, artículos para diarios de todo tipo, pero comencé a ocuparme del idioma gracias a un muchacho que me recomendó que escribiera una columna periodística. Y las cosas se desarrollaron de un modo que era imposible esperar: en principio la mayoría de mis libros son sobre el idioma hebreo.
Recibí el Premio Sokolov, por mi escritura sobre la lengua, es un premio importante en periodismo, y otros cuantos.
Escribí una novela basada en cuentos sobre mi familia que salió de Alemania, salió también en inglés y en italiano.
¿Cuándo salieron ellos de Alemania?
Como todos los iekim (judíos alemanes) que vinieron a Israel en los años 30, llegaron a Israel una parte de mi familia, mi mamá y sus hermanas, otra parte llegó a Estados Unidos, Australia, a la Argentina creo que después. Mis padres tenían 44 años, pertenecían al Partido Comunista Hebreo. Eran comunistas que se separaron de los comunistas clásicos, comenzaron a acercarse al sionismo, al final se fusionaron en Mapam, allí mis padres se conocieron.
Mi padre fue un poeta, escritor en alemán, pero no famoso, él falleció a los 44 años, yo tenía cuatro años y medio, y mi hermano Gideon nació en la misma semana que falleció mi papá, fui por caminos que otros no recorrían desde el punto de vista que yo escribía. Mi hermano fue uno de los caídos de la guerra de Yom Kipur en 1973. Yo no soy patriota, creo que soy patriota pero de una forma muy especial. Yo entiendo que hay que luchar todo el tiempo. Pero al fin y al cabo nosotros estamos acá y los palestinos también, nadie se va a ninguna parte.
Cuando escribes, ¿sueles ser explícito en temas políticos?
Yo escribo artículos muy claros en Haaretz, una vez al mes. Pero cuando yo escribo sobre el idioma, intento no mezclar. Además, no me gusta difundir ideas si nadie presta atención. Si yo escribo sobre el idioma, quiero llegar a todos. Estoy muy feliz con mi sitio web Hazirá Halashonit (La escena del idioma, del que seleccionaremos artículos suyos) donde subo mis artículos que comparto para todo el mundo de modo gratuito.
Todo lo que sucede en política, tiene también un punto de vista lingüístico, armé el diccionario de noticias sobre los secuestrados: me pregunté, veamos qué dice la gramática de esto, y de pronto salieron mil palabras de los dichos que dan vueltas y todos los diferentes significados, y nuevamente pude escribir sobre el tema sin traer mi opinión, a pesar de que entre líneas se puede entender que un hombre de derecha no escribiría así.
¿Hay otros escritores que comentan el idioma al estilo tuyo en otros países?
William Safire, justamente un hombre de derecha de Estados Unidos, escribía una columna en New York Times, construyó un diccionario político impresionante. Vino a Israel, ya mayor y siendo una figura pública, dijo no querer reportajes sino charlar con un periodista. Le dijeron que se encuentre conmigo, hablamos horas y encontramos cómo un idioma tiene su propia vida más allá de nuestra percepción (el lenguaje ocurre fuera de nuestra percepción).
El hebreo israelí que utilizamos hoy actualmente, es un hebreo que avanza, dinámico. Todo el tiempo se corresponde con un hebreo correcto, y aunque lo cambia y lo enerva, también es dependiente de sus reglas.
¿Qué opina sobre la labor de la Academia de la lengua hebrea que en su perfil de Facebook intenta “corregir” el habla cotidiana?
Yo soy lingüista y soy amigo de la Academia. La Academia tiene un rol importante que cumplir. Entré a la Asociación de lingüistas, hace 20 años, hoy, soy el presidente. En el seno de la sociedad, tenemos relación con la Academia, ellos aprendieron a valorarme, en la Academia se enojaron mucho conmigo por mi apertura al habla cotidiana, pero ahora me invitan.
Me recuerdas al escritor Yosef Haim Brenner, que fue el primero que escribía sus novelas incorporando el hebreo callejero.
Brenner, qué bueno el cumplido.
Hubo muchos que estaban en la sombra, íconos, escritores importantes. A Brenner podíamos leerlo, a diferencia de Agnón, que era un gigante, pero muy difícil leerlo. Cuando éramos jóvenes no nos conectábamos con él, con Brener en cambio sí.

Jaim Rozen, lingüista muy importante dijo: “presten atención a las palabras que hablan”. Agregó, presten atención al hebreo que hablan, y entenderán que también a esta lengua hay que entenderla más allá de los elementos con los que estamos acostumbrados. No hay que luchar contra su evolución. Todos lo atacaron en su momento. Y no sólo el hebreo es influido por la cotidianeidad, sino por infinidad de elementos de otros idiomas y culturas, desde la antigüedad hasta hoy.
La lingüista Judith Mizrahi comenta por ejemplo que en el norte de Africa hay muchos hábitos lingüísticos que son distintos al hebreo que estamos acostumbrados, basados en el hebreo que ellos hablaban. Así también, comunidades judías de distintas partes del mundo han hecho su aporte.
Las influencias externas del hebreo son infinitas. El alemán tiene una gran influencia ya que en el siglo XIX era el idioma de la cultura. También el ídish. Obviamente hoy influye el inglés, y el árabe-palestino.
Pero al fin y al cabo volvemos a la lengua del Tanaj, todo está basado en los cimientos lingüísticos de la Biblia.
Tengo entendido que hace 50 años en Israel se hablaba en la radio un hebreo casi académico de formal que era. Eso ya ha cambiado ¿cómo fue el proceso de cambio?
Ahora se habla en la radio totalmente distinto que hace 50 años, porque empezaron a prestar atención a la calle, porque dijeron: “si nosotros hablamos elevado, perderemos a los oyentes”. Hubo una rebelión en los periodistas, liderada por Itzjak Roe. Él fue un gigante, y tenía un gran talento lingüístico, como Bialik.
Tú te conectas mucho con Bialik
Bialik fue un grande. Con (Natan) Alterman, en cambio, no me conecto. (Avraham) Shlonsky fue un hombre maravilloso, pero no tan buen poeta, era un hombre muy cerrado al idioma de la gente. Y entonces llegó el poeta Iehuda Amijai, él no escribe, él habla, él habla con un hebreo viviente, sin meramente reproducir el idioma hablado. Su hebreo no es un hebreo hablado, sino un idioma hablante, es un poeta maravilloso. En la escritura literaria hay muchos autores que incorporan el hebreo cotidiano por completo, siendo Etgar Keret el ejemplo más conocido. Hay muchos otros que continúan el estilo, aunque lo que determina es la calidad de la creación por sí misma.

¿Qué observación puedes hacer sobre el idioma de los políticos?
Bibi tiene un discurso malo, sin ninguna apropiación interesante del capital cultural. Rabin era muy bueno, Ben Gurión sabía mucho, Moshé Sharet era un hombre espiritual, Golda sabía miles de palabras, pero utilizaba solo 200.
Hoy la alta tecnología domina todo el campo intelectual. Está bien, ganan mucho dinero y la gente tiene carreras profesionales excelentes. Y yo me pregunto ¿cuál es la profundidad de eso? ¿qué hacen todo el día?
Sin embargo hay mucha gente del mundo hi-tech que lee mucho y absorben cultura
Yo tengo 5 hijos, tengo un hijo en común, es filósofo, se llama Iotam Rosenthal y vive en Zijron Yaakov, él es un genio en computación, le interesa el idioma, levantó el sitio web milog.co.il, un diccionario gratuito, y muy usado como consulta por la gente.
Pero me preocupa que cuando yo estudié el idioma hebreo, en esa época había miles de alumnos con ese interés. Hoy, hay apenas 20 inscriptos en la carrera.
Los estudiantes creen que morirán de hambre si estudian hebreo, prefieren estudiar alta tecnología
Así es. Pero el hebreo israelí sigue vivo y nos une a todos los que estamos en esta tierra, incluyendo las minorías no judías.
¿Existe una mentalidad subyacente en el idioma hebreo?
El hebreo es muy figurativo. Construye muchísimas expresiones y preposiciones en base a las partes del cuerpo humano. Por ejemplo “beikvot” (después, que le sigue), está basado en ékev, el talón del pie. Safá, idioma, es lo que rodea la boca. La expresión “meain”, (de donde) está basada en “ain” (ojo). La expresión “lefi” (según), está basada en la boca (pe). Las palabras que relacionan palabras (milot iajas) están construidas como una familia. La palabra “reguesh” (sentimiento) está emparentada con “ruido”.
El Tanaj es un libro de cuentos, político, y su misión es terminar con el paganismo y creer en D-s, pero a través de ese camino, se construye esta literatura maravillosa.
El hebreo está conformado, de una forma compacta, estrecha, herméticamente figurativa, es una lengua de pocas palabras, ahorrativa en matices.
El Cantar de los Cantares, es un buen ejemplo de economía lingüística, con versículos de seis palabras es el libro más lindo del mundo.
Los idiomas revelan capas culturales e históricas. Un ejemplo que me fascina es el término “ministro”, que viene del latín minus, como contraposición de magister, un ministro es una persona que se empequeñece para servir a los demás. Un término que tuvo un uso eclesiástico medieval en Europa y del que muchos políticos harían bien en recordar esta etimología.
¿Usted cree que vale la pena que los judíos de la diáspora estudien el hebreo israelí en lugar de limitarse al hebreo bíblico?
Si quieren, seguramente. Eso nos conectará. Hay un mito que dice que los ultraortodoxos en Israel hablan sólo ídish. Eso no es verdad, ellos hablan hebreo a nivel cotidiano. Los árabes también. Ellos hablan árabe pero también hebreo. El hebreo nos une a todos.
It’s wonderful to read about the accessibility of the Hebrew language and its journey from the years when it was not widely rooted to its development and prevalence today.
Rosenatl’s life’s work and his role as a figure contributing to the evolution of the Hebrew language are well-established and well-known, and it’s a pleasure to get to know him here on a more personal level.