Palestina e Israel: en búsqueda del otro

May 4, 2020 | Cultura, Política, Portada

Manuel Férez

En el conflicto árabe-israelí, así como en el palestino-israelí (hago la distinción pues los dos muchas veces responden a lógicas propias) además de los miles de muertos y heridos y de la enorme destrucción material y económica hay dos grandes víctimas mortales: la verdad histórica y la empatía hacia el “otro”

Miles de libros se han publicado sobre la creación del Estado de Israel, las guerras árabes-israelíes, intifadas palestinas, acuerdos de paz negociados y firmados, matanzas, invasiones y despojo. Muy pocos de los que he leído (y eso que este tema ocupa la mitad de mi biblioteca) han escapado a lo que llamo “la politización de la historia”.

Víctimas a veces conscientes y otras inconscientes de este mal, obras académicas, históricas e incluso novelas repiten acríticamente dogmas políticos disfrazados de historia, abonan discurso sesgado a descripciones tramposas de hechos históricos y meten bajo el tapete de la omisión momentos históricos incómodos para la causa política a la que sirven.

Por supuesto que hay valiosas excepciones que retratan y narran con espíritu neutral, justo e informado los acontecimientos, fechas y personajes que han ido tejiendo esta compleja y cruel historia que llamamos simplista e insuficientemente “el conflicto árabe-israelí”.

Gudrun Krämer, profesora de Ciencias Islámicas en la Universidad Libre de Berlín, con su libro “Historia de Palestina. Desde la conquista otomana hasta la fundación del Estado de Israel” nos ofrece una obra obligatoria para todos los interesados en Medio Oriente en general y en Israel-Palestina en particular. Krämer no teme desmontar mitos, imágenes y leyendas muy arraigados en los discursos nacionalistas tanto judío como árabe y palestino y que son repetidos incesantemente por políticos en Medio Oriente y por irresponsables líderes comunitarios en las diásporas de ambos lados.

El Süddeutsche Zeitung apuesta por la lectura de la obra de Krämer pues “el libro aboga por un nuevo comienzo, en el mejor sentido, porque el primer paso hacia la terminación de este eterno conflicto para por un examen desapasionado de los hechos y los conceptos” y eso es lo que la profesora alemana hace pues como ella misma dice en el libro “Los conceptos, y en concreto los geográficos, no son inocentes. Palestina, tal como se constituyó bajo mandato británico en el siglo XX, no fue durante siglos una unidad geográfica y política; sus fronteras y nombres cambiaron, como también cambió la población”.

Términos como Canaán, Palestina, Eretz Israel y Jerusalén son analizados de manera minuciosa, contextualizados y entendidos como conceptos que denotan y connotan diferentes realidades dependiendo de la época histórica en que fueron utilizados. Sin inhibiciones doctrinales Krämer aborda los conceptos de “santidad” que las tradiciones judía, cristiana e islámica han desarrollado sobre la zona, especialmente Jerusalén y narra los contrastes demográficos que tenía la región durante la época otomana.

El núcleo central del libro, en mi opinión, lo constituye el análisis que hace Krämer de los nacionalismos nacientes (sionismo y arabismo) de 1880 a 1914. En dicho periodo disecciona el discurso nacionalista y la utilización de los ya mencionados conceptos geográficos así como las posturas socialistas que el sionismo y la época fundacional (segunda y tercera Aliyah) establecieron y las reacciones árabes locales a dichas dinámicas que se manifestaron en protestas, huelgas, disturbios, la insurrección árabe de 1936 a 1939 y el desarrollo de la conciencia nacional palestina.

El Neue Zürcher Zeitung concluyó su reseña sobre el libro de Krämer con la siguiente frase “con su impresionante exposición, la autora llega una vez más a la convicción que el fin de la situación de conflicto en Oriente Próximo sólo se puede conseguir a través de un largo proceso de diálogo”. Esta reflexión nos conecta con una obra sobre la cual ya hemos escrito anteriormente: “Historia del Otro. Israel y Palestina, un conflicto, dos miradas” publicado por Intermón Oxfam y que es resultado del trabajo de seis profesores de historia palestinos y seis profesores de historia israelíes.1

El proyecto fue iniciado por Dar Bar-On y Sami Adwan y es parte de la colección “Referencias” que tiene como objetivo recoger los análisis y experiencias de autores relevantes sobre los temas relacionados con las campañas de Intermón Oxfam como lo son la cooperación al desarrollo, ayuda humanitaria, comercio justo y movilización social con propuestas alternativas para lograr un mundo más justo y solidario.

El libro fue pensado para ser una referencia para escuelas secundarias israelíes y palestinas pues narra las dos versiones de la historia común pues, como mencionó Bar-On “una historia en común no era posible. Partiendo de la existencia de dos Estados, hay que aceptar las dos narrativas. Hay que aprender a vivir con el otro”.

Esta publicación fue editada en catalán y castellano y levantó mucha polémica en el sector educativo israelí pues varios maestros, incluyendo al entonces Ministro de Educación, se han negado consistentemente a utilizar la metodología del libro que permite el análisis de tres hechos históricos: la Declaración Balfour de 1917; la Guerra de 1948 y la Primera Intifada de 1987 desde “una narrativa no simétrica, ya que en palabras de Adwan no se trata de negar la propia para aceptar la del otro. Hay que aceptar la del otro sin negar la propia.”2

Los autores entran en el campo de minas de las narrativas nacionalistas, lleno de peligros en forma de boicots, censura y desinterés político por una obra que expone que si se acepta que la escritura de la Historia es en gran parte interpretación, es en la formación de esas percepciones e interpretaciones en donde se puede generar un cambio que lleva años esperando pues “en el siglo XXI no hay excusas para seguir negando al otro”.

Mencionaba al inicio de esta reflexión que la empatía por el “otro” era otra de las víctimas del conflicto y hay iniciativas en Israel que se niegan a resignarse a la pérdida de esa cualidad tan importante para vivir en armonía con los demás: el saber estar con el otro en un plano de igualdad.

Hace algunos años estudié en el Galille Institute un programa sobre Medio Oriente y Ciencia Política en el cual conferencias de organizaciones como Machsom Watch, Families Forum, Adalah, Iesh Gvul y realizamos visitas al asentamiento de Ariel, al muro de separación con Cisjordania, a aldeas drusas pero una que me parece importante destacar aquí fue la que hicimos a Neve Shalom.

Neve Shalom /Wahat al Salaam (en español Oasis de Paz)3 es una comunidad fundada y establecida por ciudadanos israelíes judíos y árabes palestinos en el año de 1970 en el camino entre Jerusalén y Tel Aviv. Los terrenos en los cuales se fundó fueron otorgados por el Monasterio de Latrun y en 1977 llegaría la primera familia a establecerse. El pueblo crecería hasta tener más de 60 familias asentadas en el 2015 (según datos consultados en su página de internet) con proyectos para incorporar a 34 familias más en los próximos años.

Las personas que conforman Neve Shalom/Wahat al Salam demuestran que la convivencia y coexistencia pacífica y colaborativa entre judíos y árabes es no solo posible sino deseable en un Estado de Israel en el cual la población árabe (cristiana y musulmana) compone el 25% del total.

Los valores que Neve Shalom promulga y practica son el de la mutua aceptación, el respeto y la cooperación con un sistema de gobierno democráticamente electo y propiedad de cada uno de sus miembros

Sería el padre dominicano Bruno Hussar (1911-1996) quien llegaría a la zona con la intención de crear un lugar en donde las diferencias religiosas y nacionales no jugaran ningún rol en la cotidianeidad ni convivencia y pudieran conducir a modelos educativos por la paz.

Con reminiscencias e influencias del movimiento kibutziano original, la tierra y edificios públicos de Neve Shalom son propiedad de la villa y se cuenta con el apoyo estatal para el sistema de iluminación, riego y otros servicios públicos. El resto del financiamiento proviene de donaciones, proyectos productivos y financiamientos externos (esto podría considerarse como una debilidad del modelo al estar expuesto en alto grado a este tipo de ingresos).

Es en el sector educativo en el cual Neve Shalom/Wahat al Salaam llama la atención pues cuenta con un sistema educativo pionero inaugurado en 1980. Este modelo provee educación bilingüe (árabe y hebreo) así como un ambiente multicultural que está abierto no sólo para los niños de la villa sino para los de áreas cercanas.

El sistema educativo de la villa incluye grados de kínder, preescolaar y primaria (básica) y asisten más de 240 niños, tanto judíos como árabes, algunos de los cuales se trasladan diariamente a Neve Shalom de comunidades circundantes

Los requerimientos del sistema nacional educativo de Israel son totalmente cumplidos sin olvidar educar a los niños sobre su propia cultura, identidad y tradiciones religiosas y principalmente establecer un modelo democrático en el cual los niños entiendan y crean que una convivencia entre árabes y judíos es posible.

Basado en los principios de equidad en la administración y enseñanza entre judíos y palestinos así como el uso tanto del hebreo como del árabe en la educación de los niños Neve Shalom nos presenta una propuesta con resultados en el presente y lecciones valiosas para el futuro.

Existen héroes israelíes y palestinos que no ocupan planas en los diarios ni  son entrevistados constantemente en radio y televisión e incluso son ignorados por muchos israelíes y palestinos. Sin embargo son ellos los que, si el deseo es lograr una paz y convivencia israelí-palestina, deberían ocupar nuestra reflexión y análisis para creer junto con ellos que un futuro justo y mejor es posible.

1 Los profesores fueron: Leiana Abu-Farha, Khalil Baden, Niv Keidar, Eshel Klinhouse, Sara Maor, Shai Miselman, Rula Musleh, Sunia Rajabe, Abdel Halim Tumaizi, Youssouf Tumaizi, Noami Vered, Rachel Zamir.

2 Entrevista a los autores del libro en el diario “El Periódico” impresa el 15 de febrero de 2006.

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