Jorge Iacobsohn
Desde sus inicios, el conflicto israelí-palestino ha sido interpretado a través de marcos ideológicos, religiosos y políticos que a menudo oscurecen sus motivaciones más profundas. En este sentido, los Acuerdos de Oslo (1993), presentados como un punto de inflexión hacia la paz, representaron para muchos una esperanza que pronto se reveló ilusoria. Desde una mirada retrospectiva, puede entenderse por qué: el nacionalismo palestino dominante no se ha basado en un reclamo de justicia política o territorial, sino en una hostilidad visceral hacia la existencia misma del Estado de Israel.
La historia reciente confirma que cuando los actores políticos están movidos por un odio absoluto y por el resentimiento —lo que Hannah Arendt denominó “la banalidad del mal”, refiriéndose a su obediencia ciega y gris a mecanismos anónimos ideológicos (Arendt, 1963)—, los acuerdos racionales resultan impotentes. El paralelismo con la lucha contra el nazismo no es antojadizo: así como el régimen hitleriano sólo fue detenido por la fuerza, las organizaciones terroristas que buscan la destrucción de Israel, como Hamás, no parecen susceptibles de transformación por medio del diálogo. La tragedia del Holocausto enseñó que el mal ideológico no se aplaca con concesiones, sino que debe ser enfrentado con resolución moral y militar (Wiesel, 1986).
La reciente tregua alcanzada entre Israel y Hamás ha despertado sentimientos contradictorios. Por un lado, el pueblo israelí —golpeado por el dolor, la incertidumbre y el deseo desesperado de recuperar a los rehenes— celebra cualquier signo de esperanza, incluso si este proviene de figuras tan polémicas como Donald Trump. Por otro, la realidad sobre el terreno demuestra que Hamás sigue imponiendo un régimen de terror sobre la población de Gaza, ejecutando opositores y consolidando su poder durante la retirada israelí (Jerusalem Post, 2025).
La experiencia enseña que estos episodios de aparente calma suelen preceder nuevas oleadas de violencia. Mientras parte del mundo continúa idealizando a Hamás bajo el prisma romántico de la “resistencia”, el antisemitismo se reactiva globalmente, con nuevas expresiones de exclusión y odio hacia judíos e israelíes (ADL, 2024).
El deseo de paz persiste, pero sin un cambio profundo en la naturaleza moral y política de los actores involucrados, cualquier cese del fuego será sólo una pausa antes de la próxima tragedia. Ante ello, sólo queda esperar que —como escribió Primo Levi— “si comprender es imposible, conocer es necesario” (Levi, 1987). Tal vez de ese conocimiento surja algún día el milagro que la razón política aún no ha sabido producir.
Referencias
- Arendt, H. (1963). Eichmann in Jerusalem: A Report on the Banality of Evil. Viking Press.
- Wiesel, E. (1986). El testamento de un poeta judío. Ediciones Paidós.
- Jerusalem Post. (11 de octubre de 2025). https://www.jpost.com/middle-east/article-870096
- Anti-Defamation League (ADL). (2024). Global Anti-Semitism Report 2024. ADL.
- Levi, P. (1987). Si esto es un hombre. Alianza Editorial.


Be, ja m´agrada els vostres reflexions entorn del maleit problema del terrorisme de Hamas, i les seves practiques Nazis-Hitlerianes,dit aixo el que cal es anar fent poonts de dialeg amb els responsables politics
si es que n´hi ha dels Arabs Palestins per tal d´arribar a acords si es possible,el Poble Jueu necessita
poder fer la seva vida en >Pau,sense tenir que temor del Tarrorisme vingui de on vingui,Hammas,Hezzbolah,Jihad Islamica Etc,Etc, caldria pero que aquest govern de coalicio amb Partits
Feixistes que Presideix el Sr.Netanyahu,acabes crec i soc partidari que Israel es mereix per sempre mes un
Sistema Democratic i Lliberal,que sigui el reflex dels seus Origens de Llibertat del Poble Jueu.